sábado, julio 12, 2008

Caminar

El sonido de cada paso como onda expansiva a través de la ciudad oscura, tras de ella ladridos. Tres de la mañana y nubes cenizas alrededor, la oscilación de la luz de las lámparas en lo alto de su respectivo poste. Sólo el sonido de la noche, con tres ideas satélites alrededor de la cabeza. Con un ojo sobre el cielo lento y el otro en la banqueta húmeda; amplio compás de la mirada. El temblor de las manos en el bolsillo, marcapasos de esta noche ajena.